
Por si
alguien se ha sorprendido por el título lo aclaramos desde ya mismo: no, no
estamos diciendo que Gabi tuviera relación ninguna con el esoterismo, la
alquimia o ningún tipo de nigromancia. Nada de eso. Es más, seguramente a Gabi
todo eso le parecieran “gilipolleces”, así dicho tal cual hablaba él. No, lo
que estamos haciendo es comparar a Gabi Pareras con Aristóteles. Puede que
alguien se haya sorprendido ahora más que antes. Pues sí, con Aristóteles. En
Historia de la Filosofía se distingue un Aristóteles exotérico y otro esotérico.
Se trata de un juego de palabras con estos dos términos con significados
totalmente distintos a pesar de que solo tienen una letra de diferencia. Más
concretamente, los términos refieren a la obra de Aristóteles en tanto que la
distinguen en dos tipos. La obra exotérica (hacia afuera), designa a aquellos
textos de Aristóteles que él mismo decidió publicar para ser leídos por el gran
público. Eran textos relativamente sencillos y accesibles que, además, imitaban
el estilo dialógico de su maestro Platón. Su obra esotérica (hacia adentro) era
la que estaba destinada a sus discípulos, a los iniciados, y era más compleja.
También se la conoce como su obra acroamática (para ser oída) ya que no se
publicaba en forma de texto para ser leída, sino que se transmitía oralmente
por el mismo Aristóteles, seguramente mientras paseaba junto a sus discípulos (de
ahí que también se llame a su filosofía “peripatética”: paseando). Paradójicamente,
la obra exotérica de Aristóteles hoy día se ha perdido prácticamente entera,
mientras que la que se conserva es su obra esotérica. Los libros de Aristóteles
que se conservan son, en realidad, apuntes de esas clases orales.